Tres meses de confinamiento más o menos estricto, dan para
mucho. Teníamos todos varias opciones para sobrellevar mejor o peor estos días
de obligado encierro. Unos leyendo, otros bailando, otros peliculeando o
simplemente holgazaneando que también de vez en cuando se puede convertir en un
sano ejercicio siempre que no abusemos de él.
Particularmente, me enganché a series de terror, fantásticas,
fantásticamente divertidas o simplemente de esas que te hacen pensar; también
comencé a cabalgar por segunda vez con el ingenioso hidalgo y su no menos
singular escudero, aunque me quedé en algún terreno de un lugar de la Mancha de
cuyo nombre ahora mismo yo tampoco me acuerdo.
La música, como siempre, no dejó de acompañarme en estos ya
más de noventa días. Algún descubrimiento rockero con retraso y algún otro
realmente sorprendente.
Pero lo que no podía ni por asomo imaginar, era que me
engancharía a un programa o espacio que desde hace ya varios domingos a eso de
las seis de la tarde a través de Instagram, nos habla de meteorologías, cambios
climáticos, climas extremos, llamaradas solares, huracanes, corales que pierden
su color, lugares inimaginables y mil y una historias que siendo de ciencias,
me suenan a historias de buenas letras escritas de esas que te hacen prestar
atención de pe a pa.
La culpa de todo esto y mi “conversión” a ese mundo del que
yo sólo alcanzaba a descifrar como mucho bajas o altas presiones y poco más, la
tienen dos mujeres.
Primero, mi santa esposa que un día me habló de cierta
meteoróloga a la que seguía en las redes y de la cual estaba aprendiendo
muchísimo y con la que estaba encantada por su forma de exponer el tema de ese
día.
Y en segundo lugar, la propia meteoróloga que ha conseguido
en poco tiempo que en mi móvil suene una alarma dominical a eso de las
diecisiete cincuenta y cinco para conectarme a su espacio.
De nombre Mar Gómez, la describiría como una mujer guapa de
esas de ojos color indescifrable y una sonrisa que sabes que no esconden nada
que no sea naturalidad. Como diríamos coloquialmente, una persona que transmite
muy buen rollo.
Su simpatía, indudable; su programa, muy ameno; sus
conocimientos, fuera de duda; su memoria, para mí la quisiera y su
interactividad con los seguidores, total. Añadamos a todo esto todo lo que casi
sin darnos cuenta estamos aprendiendo y el cóctel nos da una mezcla
tremendamente atrayente.
Mi memoria de pez globo me impide conservar durante mucho
tiempo lo aprendido, pero siempre me queda el pensamiento de que durante una
hora, gentes de vete tú a saber dónde, hemos permanecido en cierto modo atentos
y unidos gracias a esta mujer que ha sabido poner en estos malos tiempos una
buena cara.
*Con todo mi apoyo y agradecimiento a Mar Gómez
por dedicar una parte de su tiempo al noble arte de hacernos la vida un poquito
mejor con sus conocimientos y gran simpatía. Gracias
*Si queréis contrastar lo que aquí cuento, los
domingos a las 18:00h. todos podemos citarnos en la red:
Instagram:
@margomezh
Web:
https://www.margomez.com/