martes, 7 de julio de 2020

80 tacos


Hace la friolera de treinta y cinco años mes arriba mes abajo, un tipo al que sigo conociendo que no es otro que yo mismo, una calurosa mañana mochila caqui al hombro, caminaba somnoliento por el famoso Paseo del Prado de un Madrid tan reconocible como el de ahora.
Su sueño, era comprensible. Acababa de abandonar todo un Cuartel General del Ejército tras tres días de pernocta obligada allí para cumplir con lo estipulado en un compromiso firmado para servir a la Patria.
El trayecto sólo buscaba alcanzar el bus que esperaba en una parada de Atocha y que sin duda me llevaría al hogar dulce hogar.
Era una mañana hermosa, como muy hermosa era la mujer que captó mi atención sentada en una de tantas mesas del típico café-quiosco del Paseo que estaba atravesando.
No sé exactamente si fue su larga cabellera rubia o sus facciones extraordinariamente bellas. El caso es que pensé: “Yo conozco a esa mujer”.
Y efectivamente, la conocía. Incluso supe su nombre y sabía en qué trabajaba. Lo supe, pero no por una mente lucidamente despierta o una memoria fotográfica de cámara réflex, sino porque a su lado se sentaba un hombre por el que yo y millones seguramente como yo, se hubieran cambiado en ese y en otros muchos momentos.
La mujer en cuestión era Barbara Bach (chica Bond para más señas) y su acompañante no era otro que el mismísimo Ringo Starr con su barba y gafas que no podían ocultar su personalidad.
Todo un Beatle en Madrid, todo un baterista del seguramente grupo más famoso de la historia de la música, allí, a escasos metros de un hombre como yo que se crio a biberones escuchando sus músicas y que ha sido fiel admirador de las obras que a 45 o a 33 revoluciones siempre me han acompañado de los cuatro escarabajos de Liverpool.
Recuerdo no dar crédito a esa casualidad del momento, como tampoco daba crédito de unos fortachones por llamarles de alguna forma, que muy cerquita de la pareja en cuestión, preservaban su intimidad de miradas curiosas como la mía.
No me acerqué, más por miedo que vergüenza, pero me quedó un regusto de gloria cuando pensé que vi a una mujer hermosa como pocas y a una leyenda de la música que sigue siendo hoy al cumplir 80 tacos junto a esa misma mujer  que en un día soleado en Madrid captó mi atención.
Felicidades al Sr. Starr y mis respetos a la Señora de Ringo tantos años después.

5 comentarios:

  1. Curioso, pocos habrá como tú y no me refiero a la mochila caqui, sino a darse en la nariz con el batería, el feo, de Ringo, feo pero con suerte, ya lo dice el refrán. Su mujer,la segunda, por cierto, fue chica Bond y bastante guapa.
    80 años y sigue en la brecha. Su último tema suena a Beatles como es de suponer: Give more love.
    Salud y feliz verano con mascarilla.

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    1. Sí, la verdad es que es seguramente el menos agraciado tanto física como musicalmente de la banda, pero es un tipo simpático que para ser leyenda no se las da de tal.

      Feliz verano y que con mascarilla o sin ella tengamos todos la salud suficiente para seguir contándolo.

      Un abrazo

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  2. Era un adolescente cuando triunfaron como grupo, Da alegría saber que a los 80 sigue Ringo en la brecha.
    Saludos.

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