lunes, 4 de mayo de 2020

El calcetín


Cuarentenas, confinamientos, alarmas y un calcetín. Sí, un calcetín que asoma al escapar del zapato que dejo en la entrada de casa al regresar de mi corta y habitual salida con mi amigo de cuatro patas.
Un calcetín en cuyo extremo se hace presente un hermoso “tomate” de temporada.
Curiosamente, al verlo, sonreí. No era la primera vez que veía un agujero así, pero me llamó la atención no apercibirme al ponérmelo.
De repente, pensé en España y en todo lo que ha sucedido en los últimos dos meses y mi mente se nubló de oscuros presagios.
Un simple e inapreciable a ojos vista virus, ha dado la vuelta a este país como si de un calcetín se tratara. Ese país que hasta la llegada del intruso vivía una vida tan different como siempre nos han catalogado de fronteras para afuera, se convirtió casi de la noche a la mañana en una sombra de sí misma.
Calles solitarias, noticias de muertes, de negocios cerrados, de empleos finiquitados, de brindis de puertas para adentro, de miedos en las miradas ocultas bajo mascarillas multicolores y una interrogante con demasiado peso sobre nuestros hombros, han hecho de mi país un calcetín roto no sólo en su extremo sino que quizás también en todos sus talones de Aquiles.
Nos hemos quedado sin línea de flotación y para demasiadas personas, sin apenas esperanza por recuperar lo que de golpe perdió.
 Quizás aún no nos hayamos dado cuenta de verdad y disimulemos miedos y realidades en calles compartidas aún por demasiados virus atacando a demasiadas gentes jugando a pelotas, bicis o simples caminantes sin hacer camino al andar.
Y lo que me causa cierto pavor, es sospechar por palabras, obras u omisiones, que aquel o aquellos que en esta situación debieran ser manos maestras que zurzieran el agujero negro de ese gran calcetín llamado España, lo dejarán inútil para calzar nuevos pies color esperanza.

6 comentarios:

  1. Muy de acuerdo contigo. España ha pasado a una situación terrible de la noche a la mañana. Nadie lo podía pensar hace tres meses. ¿cómo pueden cambiar las cosas!Y me temo, como tú, que no existen esas manos maestras que puedan echar el remiendo necesario para seguir caminando sin problemas. Un futuro negro nos espera. Ya veremos a ver qué pasa.
    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Malos tiempos creo que se avecinan. Intentaremos capear el temporal como buenamente podamos o nos dejen.

      Un abrazo Rita

      Eliminar
  2. Esta desgracia nos ha tocado de lleno, espero que haya pronto un fármaco, sobre todo para el próximo otoño.
    Saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Difícil será que haya una vacuna. Me conformaría con un fármaco que fuera efectivo.

      Un saludo

      Eliminar
  3. No lo dudes, Luismi, ni saben zurzir ni dejan que otros con experiencia lo hagan. Salgo o salimos en la franja horaria que le corresponde a mi marido, voy a su lado completamente abatida, sin ganas, calles muertas con algún que otro loco jadeando y sin mascarilla, mirando con ojos recelosos y sorteando grupos de inconscientes con el botellón.
    No me gusta esta España mal llevada y desprotegida.
    Lo digo en serio, cuidaros, el asesino anda suelto todavía. Hemos perdido ayer a un vecino, un muchacho de cuarenta y tantos años.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puedo asegurarte que no seremos los de mo casa de los que más vamos a salir por ahí. Estamos viendo mucha inconsciencia. Mucha gente no cumple los horarios, no llevan mascarilla, van en grupos y una cosa que también me preocupa y es que justamente cuando más gente veo en la calle, es cuando no veo a la policía por las calles. Me resulta curioso y preocupante porque para estos que incumplen, bien les venían unas fuertes sanciones por poner en peligro la vida de todos.
      Esperemos acontecimientos y salud para todos.

      Un fuerte abrazo

      Eliminar