“Bares, qué lugares tan
gratos para conversar…” decía la canción.
Un
nuevo día soleado en mi ciudad; un nuevo día confinado entre pocas paredes
aunque nos quieran hacer creer que hoy es mejor que ayer pero menos que mañana.
El
caso es que asomo la barbilla por la barandilla de siempre y echando un vistazo
a la calle, veo a gentes andar, correr o intentar correr andando. Y allí,
cerrada a cal y canto, una persiana metálica con graffitis a caballo entre un
Mazinger Z y vete tú a saber qué cosa.
La
persiana del bar de siempre que algo más de dos meses atrás, recibía clientes
que en mayor o más bien en menor medida, acudían a su barra a beber, oír, ver y
pocas veces callar.
Hoy
ese bar, ese local de encuentro, sigue cerrado a cal y canto. No es el único
aunque seguramente, de futuro incierto a la hora de descorrer puertas, servir
mesas o colocar sombrillas.
Dejé de ser uno de sus clientes habituales
hace ya mucho tiempo, pero barrunto desde hace ya algunos días la idea de
celebrar si es posible mi primera cerveza fuera de casa en ese bar a cuatro
pasos de mí.
Me mueve quizás el sentimiento de
barrio, de cercanía, de caras conocidas, de historia a caballo entre dos
siglos, no sé. Pero si Dios quiere y espero que tenga a bien, ojalá antes o
después logre ver las caras de siempre en él y poder brindar en su barra con
una jarra enorme de cerveza entre las manos, primero por la salud, después por
quien dejó el camino de la vida y por último por un futuro lleno al menos de
esperanza.
Tengo amistad con algún empresario hostelero de Madrid, me dice que están desesperados, se está planteando declarar la quiebra.
ResponderEliminarLos bares lo tienen fatal, ademas de las imposiciones para poder abrir, serán muchos los clientes que ya no se atrevan a entrar por miedo al contagio.
Saludos.
Desgraciadamente, así es Matías. Y estono ha hecho más que empezar. Difícil solución y aún más como esto se alargue mucho.
EliminarUn abrazo
Así sea Luismi, brindar por la salud y la esperanza y por supuesto por los que ya no están...
ResponderEliminarGracias por compartir tus palabras en forma de oración y sentidas con el corazón. Un gran abrazo y besos ��♥����
Qué alegría Ana que compartas comentarios con este coleccionista de estrellas. Bienvenida. Brindo por ello y por ti.
ResponderEliminarUn abrazo gordo y muchas gracias
A mí también me gustan los bares y las tiendecitas de barrio donde te encuentras con los vecinos y gente conocida. Me uno a ese brindis. ¡Celebremos que estamos vivos!
ResponderEliminarUn abrazo
Nada mejor que la salud para brindar. Y si puede ser en alguno de esos bares, mejor.
EliminarUn abrazo Rita
Yo también echo de menos los bares. Un saludo
ResponderEliminarUn saludo Susana. Gracias
EliminarPues amigo, cuando abran más de uno va tener un miedo lógico. Es difícil lo que voy a decirte, pero si alguna vez paro por allí, buscaré al tipo de la mochila para tomar esa cerveza en tu bar. Me gusta la fuente de colores que siempre me quedo mirando. La mía sin alcohol, que ya dice mi costilla que eso no es cerveza.
ResponderEliminarSalud Luismi, y no hay que fiarse, sigue el virus acechando.
Querida amiga, si vienes por aquí, te invitaré con alcohol o no a todas las cervezas que quieras y a una buena charla entre amigos.
ResponderEliminarLa situación está complicada aunque cambiemos de fase y no nos podemos descuidar aunque veamos alguna luz al final del túnel. Tiempo al tiempo.
Mucha salud amiga. Brindo por ello. Besos
Me encanta la canción de Supertramp, Luismi.
ResponderEliminarMe alegra saber que te gusta. Forma parte de mi banda sonora de siempre. Más aún cuando tuve estas maravillosa experiencia con quien la compuso.
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